Mateo 20:28
28 como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.
En Juan 13:15, Jesús da un ejemplo para nosotros seguir.
Después de lavar los pies de Sus discípulos, que fue un acto de amor, humildad y servicio, les animó a seguir Su ejemplo y servir unos a otros diciéndoles:
“Les he puesto el ejemplo, para que hagan lo mismo que yo he hecho con ustedes.” (Juan 13:15)
Jesús, el Hijo de Dios, el Rey de reyes y Señor de señores, nunca se colocó en una posición por encima de los demás. Él amó y sirvió humildemente, dirigiendo y enseñando a los perdidos. Él alimentó a miles; sanó a los enfermos y levantó a los muertos. Él pasó tiempo con aquellos que nadie más le importaba gastar el tiempo.
Cuando nos fijamos en la vida de Cristo que refleja Su amor por la humanidad, esto debe ser nuestro mayor deseo también.
Víctor Frankl, afirma que: “la puerta de la felicidad se abre hacia fuera, cuando más se quiere abrir hacia adentro, más se cierra”.
El servicio, actitud del espíritu para ayudar ante cualquier necesidad que puedan tener los demás, nos facilita salir de nuestro estado de comodidad, de pasividad, donde nos encontramos, abriéndonos a un mundo rico en experiencias donde podemos sacar lo mejor de nosotros mismos y a su vez enriquecernos con los demás.
Debemos de estar pendientes de las necesidades ajenas; el cual nos lleva a aprender a ser humildes ; sin esta virtud es difícil no creerse la ayuda que se da. Se desarrolla el amor hacia los demás, aprendemos a renunciar a nuestro tiempo, a nuestras necesidades, nos ayuda a comprender al prójimo por lo que nos resulta más fácil perdonar. El ponernos al servicio de los demás, nos engrandece como personas, nos hace mejores, dándole un pleno sentido a la vida. Siendo una de las primeras consecuencias de esta predisposición la alegría interna que sentimos.
Cómo podemos servir.
Piense de qué manera otras personas le han prestado servicio
a usted y a los miembros de su familia.
El servicio es prestar asistencia a quienes necesitan ayuda. El servicio cristiano nace del amor genuino que se siente por el Salvador, y del amor y la preocupación por quienes Él no sólo nos da la oportunidad de ayudar, sino de guiar en la vida. El amor es más que un sentimiento; cuando amamos a los demás, deseamos ayudarlos.
Todos debemos estar dispuestos a prestar servicio, sin tomar en cuenta nuestra posición económica, social ni nuestra edad. Algunos piensan que sólo la gente pobre y desvalida debe servir; otros piensan que únicamente los ricos deben prestar servicio.
Hay muchas formas de servir.
Podemos ayudar a los demás económica, social, física y espiritualmente. Por ejemplo, podemos dar alimentos u otros artículos a quienes los necesiten; y ayudar a los necesitados al contribuir una ofrenda de ayuno generosa; podemos brindarle amistad a un recién llegado, cultivar un pequeño huerto para una persona anciana o cuidar de un enfermo. Podemos enseñar el Evangelio a quienes necesitan conocer la verdad o consolar a quienes sufren.
Podemos realizar grandes y pequeños actos de servicio. Nunca debemos dejar de prestar ayuda a alguien por considerar que es muy poco lo que podemos hacer. Una viuda contó cómo dos niños llamaron a su puerta poco después que ella se mudó a otra ciudad y le llevaron una canasta con alimentos y una nota que decía: “Si necesita a alguien que le haga los mandados, llámenos”. La viuda se sintió sumamente agradecida por el pequeño gesto de bondad y jamás lo olvidó.
Sin embargo, muchas veces debemos sacrificarnos mucho para prestar servicio a alguien. El Salvador dio Su vida para servirnos.
Piense en personas de su familia o de su comunidad que
tengan necesidades económicas, sociales, físicas o espirituales y reflexione en
cuanto a maneras de prestarles servicio.
A lo largo de la vida, todos dependemos de la ayuda de otras personas. Cuando éramos pequeños, nuestros padres nos alimentaban, vestían y cuidaban; sin esos cuidados habríamos muerto. Una vez que crecimos, otras personas nos enseñaron habilidades y conductas.
- Invierte en otras personas.
- Ofrece ayuda donde se necesita.
- Busca la sabiduría.
- Practica la hospitalidad.
- Muestra perdón.
- Haz espacio para adorar a Dios









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