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Lo que ves en los demás existe en ti.

 


Lámpara del cuerpo es el ojo

La ley del espejo establece que nuestra inconsciencia, ayudada por la proyección psicológica que realizamos durante ese momento, nos hace pensar que el defecto o desagrado que percibimos en los demás solo existe “ahí fuera”, no en nosotros mismos.


La teoría postula que cuando nos relacionamos con personas con defectos similares, estos nos molestan porque actúan como un espejo. Igual que no nos gusta ver en el espejo que estamos mal peinados tampoco queremos reconocer que esa persona antipática, quizás, se nos parezca.


Mateo 6:22-23

22 La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz; 23 pero si tu ojo es maligno, todo tu cuerpo estará en tinieblas. Así que, si la luz que en ti hay es tinieblas, ¿cuántas no serán las mismas tinieblas?

¿Qué tipo de lámpara tenía en la mente el Señor al decir eso? 

 La Palabra en el griego (Strong’s G3088 – lychnos – λύχνος) nos sugiere una luz que podía ser de una vela o candelabro, o lo que considero más ajustado al contexto, una lámpara hecha como una pequeña una vasija de barro cocido que contenía aceite como combustible y una mecha hacia la punta por donde mantenía la llama encendida. 

Estas lámparas eran usadas en las casas de la época de Jesús y es posiblemente aquella a la que él se refirió en el mismo sermón al decir: Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Mateo 5:15.

¿Cómo alumbra el ojo al cuerpo? 

 Tendemos a pensar que el ojo al abrirse hacia el exterior alumbraría en esa dirección, pero en este caso la metáfora nos dice alumbra hacia adentro. 

 El ojo no tiene luz propia, el ojo mira hacia afuera del cuerpo y transmite hacia el interior la interpretación de lo recibido.

El ojo bueno y el ojo maligno:

El ojo bueno, aparece en otras traducciones como el ojo sincero, simple, sin complicación (Strong’s G573 – haplous -ἁπλοῦς) y la idea es que hace bien su trabajo, básicamente que está sano, que ve bien. Esto puede ilustrarse como un ojo que no ve doble ni confuso.

El ojo maligno, significa de una mala naturaleza o condición, por lo tanto, enfermo (Strong’s G4190 – ponēros – πονηρός). Muchos pueden ser los problemas oftálmicos, puede vibrar, titilar, desenfocarse, ver doble, pero más allá de los problemas, la Palabra refiere a algo de esencia malo.

Esto nos da un poco más de claridad sobre nuestro texto. 

El ojo bueno es un ojo sano y el maligno enfermo y como todo tiene un sentido espiritual, el sano es el que ve según Dios y el maligno es el que no ve (o «ve» distorsionadamente según el diablo) por lo tanto el interior de esa persona está en completa oscuridad.

¿Que relación tiene esto con las cosas que vemos? 

 Debemos notar que no se habla en este texto sobre el objeto de la vista. No es el propósito de la enseñanza hacer notar que hay cosas buenas y malas que podemos ver. El énfasis está en la interpretación de las realidades materiales y temporales, las cuales percibimos por nuestra vista. Podemos estar viendo un mismo objeto material pero podemos tener luz o tinieblas en nuestro interior dependiendo de cómo es nuestro ojo, es decir, si lo interpretamos de acuerdo al entendimiento de la voluntad de Dios o de acuerdo a la naturaleza pecaminosa.

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