Cumple lo que prometes.
Las promesas establecidas por Dios en la Biblia se pueden clasificar en:
Incondicionales, son aquellas dadas por Dios sin que se cumpla alguna condición, es decir, es solo potestad de Dios su cumplimiento.
Por ejemplo, la promesa de que no habrá sobre la tierra nuevamente un diluvio.
(Génesis 9:11)
Condicionales, su cumplimiento se hará realidad siempre que se cumpla cierta condición.
Por ejemplo, la sabiduría se nos dará si la pedimos si nos acercamos a Dios con fe (Santiago 1:5-6).
La promesa que hizo Jesús a los apóstoles antes de subir al cielo, es que un día volvería, y que al irse no estarían solos, estaría el espiritu santo guiándoles y acompañandoles.
Las Bienaventuranzas anuncian la felicidad y la salvación.
Por ser presentadas como promesa, están orientadas hacia la venida del Reino de Dios. Este matiz de futuro no excluye que se hable en ellas de una dicha ya presente.
¿Las promesas que Dios nos hizo de salvación han quedado defraudadas?, ¿podemos levantar el puño hacia el cielo para reclamar a Dios?
Habrá muchos que se rebelen porque tienen problemas económicos, porque sufren dolor en el cuerpo o en su espíritu, porque la vida no resulta tan lógica ante eventos como un ‘tsunami’ o un terremoto, es decir, ante el misterio del mal y del dolor.
Como dijo alguno, ante el sufrimiento del inocente.
Pero, entonces, ¿qué fue exactamente lo que Dios nos prometió? Nos prometió rescatarnos de la muerte eterna y del pecado, y en su Encarnación y muerte en la cruz cumplió su promesa. No nos prometió quitarnos las tristezas y los sufrimientos; no obstante, nos da fortaleza para sobrellevarlos.
Nos prometió el cielo, no la tierra. Nos ofreció el camino de la humildad, no el del orgullo. Nos invitó a vivir en la verdad, no en la mentira.
Nos recompensa por ser misericordiosos, no por ser poderosos.
Dios cumple lo que promete, pero cuidado con exigirle lo que Él no ha ofrecido, para no quedar defraudados y enojados. Aun así, “ninguna cosa es imposible para Dios” (Lc. 1,37) y “todo es posible para el que cree en Él” (Mc. 9,23).
Cosecharé Bendición: En Gálatas 6:9 dice “Así que no nos cansemos de hacer el bien.
A su debido tiempo, cosecharemos numerosas bendiciones si no nos damos por vencidos”.
Esta promesa nos asegura que si trabajamos diligentemente y no nos damos por vencidos Dios promete bendiciones para mi vida.
Tendré Descanso y Paz: Esto es lo que menos encontramos en el mundo moderno en que vivimos y por ello Jesus enfatizo esta promesa en Mateo 11.28 “Vengan a mí todos los que están cansados y llevan cargas pesadas, y yo les daré descanso”.
Tendré vida después de la Muerte: Posiblemente una de las más poderosas promesas es que hay vida después de la muerte porque Jesus dice en Juan 14.2-3 “Voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis”.







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