2. Efesios 6:
1-3
Hijos, obedezcan a sus padres como agrada al Señor, porque esto es justo.
El primer mandamiento que contiene una promesa es éste: «Honra a tu padre y a tu madre, para que seas feliz y vivas una larga vida en la tierra».
3. Salmos 27:10
Aunque mi padre y mi madre me abandonen,
tú, Señor, te harás cargo de mí.
¿Qué dice la Biblia acerca de honrar a los padres?
Honrar a nuestros padres.
Este es el primer mandamiento con promesa que nos da la Biblia.
Para que te vaya bien en la tierra debes honrar a tus padres terrenales y a tu Padre Celestial. ... Sin importar qué edad tengas o cuál sea la conducta de tus padres, debes honrarlos y obedecerles.
7 maneras de honrar a papá y mamá:
1. Ora por ellos
Cuando oramos por nuestros padres los llevamos figurativamente ante el trono del Padre celestial. ¡Es el regalo (y el honor) más grande que les podemos ofrecer! Intercedemos por ellos ante nuestro Señor, por sus necesidades, su salud, sus problemas. Sean o no sean cristianos, tenemos que orar por nuestros padres.
Si aun no tienen a Cristo como Rey y Señor es imperativo que oremos por su salvación.
Además de orar por sus necesidades personales y por su relación con Dios debemos orar por nuestra relación con ellos.
Nuestros padres son, al igual que nosotros, seres humanos con virtudes y defectos. Son muchas las situaciones difíciles que enfrentamos como familia a través de los años.
Unas las superamos bien; otras no tanto.
Padres e hijos necesitamos sanidad del alma para poder seguir amándonos y respetándonos. Pidamos a Dios que nos dé la actitud correcta para relacionarnos con nuestros padres y que nos muestre cómo él desea que los honremos.
Versículos de apoyo:
Efesios 6:18
Oren en el Espíritu en todo momento, con peticiones y ruegos.
Manténganse alerta y perseveren en oración por todos los santos.
(Efesios 6:18)
Filipenses 1:3-4
Doy gracias a mi Dios cada vez que me acuerdo de ustedes. En todas mis oraciones por todos ustedes, siempre oro con alegría.
(Filipenses 1:3-4)
2. Pasa tiempo con ellos
Con el paso de los años nuestras responsabilidades crecen y no es tan fácil sacar tiempo para estar con la familia extendida.
Entre el trabajo, las compras, la limpieza de la casa, el cuidado de nuestros hijos y todo lo demás, cuesta bastante encontrar un par de horas para ir a visitar a los padres. ¡Pero debemos hacerlo! Puede que ellos pasen la mayor parte del tiempo solos y la alegría más grande de esa semana (o de ese mes, si viven lejos) sea vernos.
Al visitarlos mostramos que nos importan. Un abrazo, una sonrisa y una palabra de ánimo son pequeños detalles que no nos cuestan, pero que pueden ser de bendición y de gozo para ellos.
No todas las familias han sabido expresar el amor y el cariño a través de los años. Pero cuando tenemos a Jesús en el corazón y su Espíritu mora en nosotros, nuestra perspectiva cambia.
El amor de Cristo nos llena y nos guía en nuestra relación con nuestros padres y con todos los que nos rodean.
Versículos de apoyo:
1 Tesalonicenses 5:11
Por eso, anímense y edifíquense unos a otros, tal como lo vienen haciendo.
(1 Tesalonicenses 5:11)
2 Juan 1:12
Aunque tengo muchas cosas que decirles, no he querido hacerlo por escrito, pues espero visitarlos y hablar personalmente con ustedes para que nuestra alegría sea completa.
(2 Juan 1:12)
3.
Háblales y trátalos como personas dignas
Es posible que una de las escenas más tristes que podamos ver sea la de un hijo faltándole el respeto a sus propios padres.
No importa cómo ellos nos hayan tratado en el pasado, hay una elección que debemos hacer como hijos de Dios.
¿Les pagaremos con mal o con bien? Romanos 12:21 dice: «No te dejes vencer por el mal; al contrario, vence el mal con el bien.» No quiere decir que vamos a excusar sus errores y dejarlos pasar. No.
Pero si se presenta el momento, hablaremos y trataremos los temas necesarios con la unción y la dirección de Dios.
Debemos hablar a nuestros padres con amabilidad y respeto. Aun los tópicos más delicados o difíciles que surgen con el pasar de los años (quién los cuidará, dónde vivirán, la importancia de tomarse los medicamentos, etc.) debemos lidiarlos con el cariño y la suavidad que brotan de un corazón lleno del Espíritu Santo.
En la Biblia encontramos palabras bastante claras y directas sobre la forma en la que debemos hablar y tratar a nuestros padres y a las personas mayores en general. ¡No fallemos en esto!
Versículos de apoyo:
Levítico 19:32
Ponte de pie en presencia de los mayores. Respeta a los ancianos.
Teme a tu Dios. Yo soy el Señor.
(Levítico 19:32)
Levítico 20:9
Si alguien maldice a su padre o a su madre, será condenado a muerte: ha maldecido a su padre o a su madre, y será responsable de su propia muerte.
(Levítico 20:9)
1 Timoteo 5:1a
No reprendas con dureza al anciano, sino aconséjalo como si fuera tu padre.
(1 Timoteo 5:1a)
Efesios 6: qué dice la Biblia sobre nuestro trato a los demás
4. Escucha sus historias y consejos
A menudo, el mejor regalo que podemos dar a nuestros padres es escucharlos. Sí, es cierto que hay historias que ya conocemos de memoria... ¡nos las han repetido tantas veces! Pero ¿qué daño hay en escucharlas una vez más? Dejémosles hablar y compartir sus recuerdos con nosotros.
¡Son parte de nuestra historia!
Puede ser más difícil y complicado oír sus consejos o advertencia ahora que somos adultos «hechos y derechos». Pero debemos hacerlo con respeto y evaluar ante Dios la sabiduría que pueda haber en sus palabras.
Nuestros padres llevan más camino recorrido y muchos de sus consejos se basan en sus experiencias, sus éxitos y fracasos.
Escuchemos lo que nos dicen y pidamos a Dios sabiduría y humildad para aplicar lo que corresponda.
Versículos de apoyo:
Proverbios 1:8
Hijo mío, escucha las correcciones de tu padre y no abandones las enseñanzas de tu madre.
(Proverbios 1:8)
Proverbios 23:22
Escucha a tu padre, que te engendró, y no desprecies a tu madre cuando sea anciana.
(Proverbios 23:22)
Santiago 1:19
Mis queridos hermanos, tengan presente esto: Todos deben estar listos para escuchar, y ser lentos para hablar y para enojarse.
(Santiago 1:19)
5. Perdona las heridas del pasado
Tristemente, todos los seres humanos cometemos errores y dañamos a otros, sea a propósito o sin querer. Esto aplica también a nuestra niñez y a la relación con nuestros padres. Puede que hayan heridas profundas que necesiten el toque de sanidad que solo Dios puede dar.
La mayoría de las veces, el primer paso para ser sanos de ese dolor emocional es decidir perdonar.
Toma la decisión de perdonar a tus padres y permite que Dios sane y restaure tu corazón.
La actitud de tus padres no depende de ti: la tuya sí. Obedece a Dios y perdónalos. Pídele al Señor que te permita ver a tus padres con sus ojos y amarlos con el amor puro que viene de él. No permitas que el rencor y la amargura gobiernen tu vida sino que sea Dios quien reine completamente en tu corazón y te muestre cómo amar y perdonar.
¿Cuántas veces debo perdonar?
Versículos de apoyo:
Marcos 11:25
Y cuando estén orando, si tienen algo contra alguien, perdónenlo, para que también su Padre que está en el cielo les perdone a ustedes sus pecados.
(Marcos 11:25)
Efesios 4:32
Más bien, sean bondadosos y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, así como Dios los perdonó a ustedes en Cristo.
(Efesios 4:32)
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6. Ayúdalos en lo que te sea posible
Según pasan los años, nuestros padres - que cuidaron de nosotros durante la niñez - necesitan más de nuestra ayuda.
A veces solo necesitan que les recordemos cuándo tomar los medicamentos o cuándo tienen que ir al médico.
Otras veces tendremos que llevarlos al supermercado o comprar algo que necesitan y no pueden pagar.
Sea lo que sea, debemos intentar ayudar en lo que podamos. No lograremos resolver todos sus problemas porque somos humanos, finitos y tenemos nuestras limitaciones, pero podemos ayudar.
La base de nuestra ayuda debe ser el amor de Dios. Si lo hacemos solo porque es nuestra obligación o porque nos lo exigen, nos sentiremos frustrados.
Pide a Dios que te llene de amor y te muestre las formas en las que puedes ayudar a tus padres.
Versículos de apoyo:
1 Timoteo 5:4
Pero, si una viuda tiene hijos o nietos, que estos aprendan primero a cumplir sus obligaciones con su propia familia y correspondan así a sus padres y abuelos, porque eso agrada a Dios.
(1 Timoteo 5:4)
Gálatas 6:2
Ayúdense unos a otros a llevar sus cargas, y así cumplirán la ley de Cristo.
(Gálatas 6:2)
1 Juan 3:17
Si alguien que posee bienes materiales ve que su hermano está pasando necesidad, y no tiene compasión de él, ¿cómo se puede decir que el amor de Dios habita en él?
(1 Juan 3:17)
7. No los culpes de tus errores
No culpes a tus padres de lo que podría haber sido y mucho menos de los errores que cometiste en el pasado.
Cada uno de nosotros es responsable de sus propias elecciones y de sus pecados. Lo más fácil es culpar a otros por lo que hemos hecho o dejado de hacer, pero necesitamos responsabilizarnos con madurez y valentía.
Asumir nuestra propia culpa pidiendo perdón a Dios y a nuestros padres (por haberles culpado) muestra que hemos crecido, madurado y aprendido la lección.
Cuando confesamos nuestros pecados a Dios él nos escucha y nos perdona. Con Cristo siempre podemos comenzar de nuevo.
No malgastemos la vida buscando culpables. Aprovechemos el perdón y las oportunidades que Dios nos da para vivir en amor como hijos que brillan con su luz y que lo glorifican en todo momento.
Versículos de apoyo:
2 Corintios 5:10
Porque es necesario que todos comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba lo que le corresponda, según lo bueno o malo que haya hecho mientras vivió en el cuerpo.
(2 Corintios 5:10)
1 Juan 1:9
Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad.
(1 Juan 1:9).







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